Riguel es el nombre de un ignoto y modesto río aragonés, de la comarca de Cinco Villas. Topónimo desconocido para el autor de estas líneas se ve en alguna rara ocasión acompañado de la voz «Arba», que podría ser un nombre genérico de río: Arba de Biel, Arba de Luesia, Arba de Riguel. Como «Ara» o «Aragón», «Arba” procedería, según Julio Caro Baroja, de la raíz vascuence «ar», que significa «corriente de agua». El río Riguel nace en las sierra de Uncastillo, el primer pueblo de su recorrido, riega modestamente, Layana y Sádaba y tras incierto discurrir por las sedientas tierras de su curso bajo entrega sus escasas aguas al Arba de Luesia entre Ejea y Tauste.
Rigel es la estrella beta de la gran constelación invernal Orión, el Cazador de la mitología griega. De un color blanco azulado reina poderosa en la noche a 1.200 años-luz de la Tierra. Su luminosidad relativa la convierte en una de las estrellas más importantes del hemisferio norte. En valores absolutos, su diámetro es 35 veces más grande que el del Sol. Todas sus características desbordan nuestra imaginación por lo descomunal, lo enorme, lo desproporcionado respecto a las magnitudes habituales. Podemos identificar a Rigel al sur de la región ocupando el pié izquierdo del cazador. Rigel es palabra árabe que significa pie.
Riguel-Rigel. Lo pequeño y lo enorme, lo humilde y lo sublime, lo inmediato y lo inalcanzable. Pero cambiemos la perspectiva y describamos el resultado.
Se nos ofrece ahora, la inmensidad de una noche estrellada sobre la que avanza nuestra mirada resbalando lentamente por los innumerables e innombrables puntos luminosos que la pueblan. De repente descubrimos la gran constelación de Orión, el gran cazador, con su brillante y magnífico cinturón que sostiene la temida espada, sus atléticos brazos erguidos; en el extremo de su pierna una estrella: Rigel. Continúa nuestra vista perdida en la inmensidad. No es (Rigel) más que un átomo, un punto lejanísimo vecino de otros mil, anónimamente perdido entre los millones de estrellas del universo. De lo extraordinariamente grande a lo extremadamente pequeño, la estrella, Rigel, de protagonista fulgurante se ha rebajado a modesto figurante.
Continuando en la perspectiva anterior, el anónimo, el desconocido Riguel se transforma, de pronto, en referencia, orbe y mundo, cuando se le contempla a través de los ojos de aquellos que nacieron, vivieron y murieron junto a sus orillas. Riguel, aparece de pronto convertido en atlas y cosmos para aquellos que en él vieron los límites de su mundo, los límites del mundo.
¡Qué caprichos del lenguaje! Lo grande y lo pequeño, lo importante y lo baladí, lo esencial y lo accidental se trasmutan sólo con un simple cambio de perspectiva. ¿Por qué un sitio web dedicado a Layana? Bien mirado, lo pequeño puede ser grande. Layana es Riguel, pero también Rigel. Más enigmáticamente, Layana es Rig(u)el.
El autor de este sitio web es Miguel Angel Beguería Cortés.