Layana medieval

LA ORDEN DE SANTA CRISTINA

Foto de www.romanicoaragones.com

Casi toda la información de este capítulo procede del libro sobre la Orden de Santa Cristina de D. Antonio Durán Gudiol.

A. Siglo XII

1.- Orígenes

Tras la anexión del condado de Aragón a Navarra, a principios del siglo XI,  en tiempos de Sancho III, el paso de Somport al Bearn se convierte en el primero en orden de importancia en detrimento del de Hecho que había sido el más importante desde los remotos tiempos del Imperio Romano. Aunque existen noticias más de tipo legendario que documentadas podemos señalar al rey Pedro I como el fundador del hospital de Santa Cristina en Somport junto a Gastón IV de Bearn, su esposa Talesa y al rey Alfonso I más tarde, como los grandes impulsores. Se fundó para protección de pobres y peregrinos dados los evidentes peligros por frío, ventiscas, ataques de lobos y otros muchos que debían afrontar los que por allí pasaban. La fundación del hospital incluía la donación real de tierras para la explotación ganadera y censos que pagarían diversas entidades. Además, los frailes y caseros gozaron de fueros muy beneficiosos.

EL CONCILIO DE JACA

Catedral de Jaca

Más importante fue la reforma eclesiástica que se inició al final del reinado de Ramiro I, tras el famoso Concilio de Jaca en el año 1063. Según testimonios de la época  se había llegado a un estado de corrupción tal que se hizo necesaria la reunión de obispos que estudiaran la situación y adoptaran las medidas necesarias para encauzarlo en una dirección saludable. Un papel relevante fue el adoptado por García, infante de Aragón, y más tarde obispo de Huesca-Jaca. Sabemos que la diócesis de Huesca era la diócesis de Aragón en época visigoda y que por la ocupación árabe fue suprimida. Ramiro I fundó las sedes, primero en Sasave y después en Jaca de forma provisional hasta que se liberara Huesca y pudiera taladarse definitivamente allí.

Dos son los principales resultados del concilio de Jaca: restablecer la diócesis de Huesca cuya sede provisional será Jaca y restaurar cánones. Los nuevos cánones no debieron ser otros que los establecidos por el Concilio de Roma de 1059 referidos a la vida canónica, al celibato de los clérigos, a la administración por los obispos de diezmos y primicias, etc. De este Concilio emanó reforzada la figura del obispo con plenos poderes adnistrativos y jurídicos, conforme a la impronta romana. No debió ser poco importante dada la situación caótica anterior, con predominio de monasterios sobre las iglesias y parroquias mezclados con otros poderes.

LOS CLÉRIGOS EN LA EDAD MEDIA

Los clérigos, tanto los clérigos de iglesia propiamente dichos, como los monjes se dedicaban al cultivo del campo, el pastoreo de los rebaños y la atención de la iglesia. Probablemente, la vida de estos clérigos, en general, no era nada ejemplar y los papas arremetían constantemente contra sus costumbres inmorales y poco ejemplares. Cuando las iglesias eran pobres y daban pocas ganacias eran atendidas por un solo sacerdote, pero si era rica, el propietario podía ofrecer a otros clérigos o incluso a seglares una vida comunitaria dedicada a la explotación de sus bienes. Esta circunstancia explicaría la abundancia de monasterios y monasteriolos que se distribuían por todo el reino. Algunos de ellos fueron muy importantes por su capacidad económica, por la influencia religiosa que podían ejercer, por las técnicas agrícolas que aplicaban a sus campos, etc. Otros, más urbanos se establecían en forma de prioratos con reglas más suaves y dependiendo de un abad o de un obispo. Santa María de Uncastillo era un priorato y tenía un estatuto mucho más importante que las demás iglesias del pueblo. (Alfonso I concedió un fuero especial a los pobladores del barrio de Santa María)

Antes de Sancho el Grande de Navarra, los monasterios, los prioratos u otras formas de vida comunitaria no tenían una regla de prestigio como será la benedictina que irá poco a poco introduciéndose en grandes monasterios como Leyre o San Juan de la Peña que fue convertido en panteón real, o el cister que llegará al final del siglo XII. Más bien la vida comunitaria se regirá por prácticas más o menos derivadas de la regla de San Agustín.

LAS IGLESIAS Y SU ORGANIZACIÓN

Iglesia

Probablemente, la propiedad de la torre de Layana conllevaba también la propiedad de la iglesia. La estructura religiosa en la Edad Media era muy diferente a la actual. Hoy día la Iglesia, dirigida por el Papa, se divide en diócesis y éstas en parroquias. Al cargo de la diócesis están los obispos y de las parroquias los párrocos. En la Edad Media, la iglesia o templo constituía la entidad que estructuraba religiosamente la población, según enseña Antonio Durán Gudiol; es decir, la gente no se agrupaba en una parroquia en el sentido territorial, sino alrededor de un templo. El templo se construía, si no había problemas de roces con los vecinos y a él se adscribía una determinada población que pagaba los diezmos de sus cosechas, etc. y a cambio recibía asistencia espiritual. Estas iglesias, a su vez, podían ser propiedad del rey, de particulares o de monasterios, obispos, u otras dignidades eclesiásticas que a su vez podían pertenecer a otros monasterios, etc.

SANCHO DE BIOTA

Torre

Adelantamos, de momento, que Sancho de Biota, (en realidad, Sanio de Biota) es el primer personaje con nombre propio que podemos relacionar con Layana. Se nombra en el documento núm. 426 del Archivo de la Corona de Aragón, entre los «pergaminos de Alfonso I». En dicho documento, Alfonso II confirma en Uncastillo a Sancho de Biota en la libre posesión de la torre de Layana.

Muy escueto es ese documento pero cabe deducir que en esa fecha había en Layana una torre y seguramente una iglesia, evidentemente no las actuales iglesia y castillo que pertenecen a una época posterior, como Abbad Ríos apuntaba en su obra sobre el románico aragonés. Pero de este tema se hablará después.

El personaje Sancho de Biota es nombrado con frecuencia en el cartulario de Santa María, bien como personaje activo en una donación, una compra, etc. o bien como testigo  de otros actos. En todos estos documentos se dice cuál era el cargo que desempeñaba. Siguiendo la reconstrucción de datos que ofrece A. J. Martín Duque en su estudio sobre el Cartulario de Santa María de Uncastillo y reconociendo la cautela que es necesario observar por la dificultad de dataciones precisas, sabemos que en 1138-1141, era clérigo de Santa María y en 1155-58 abad de San Martín. Con seguridad es prior de Santa María entre los años 1181-1190  y antes, entre 1177-1182, años en los que Sancho de Orta desempeñó el cargo de mayordomo de Alfonso II. Se utiliza la doble fecha ya que la datación precisa no es posible; de esta manera se apunta un espacio de tiempo posible que es el señalado entre las dos fechas.