Adelantamos, de momento, que Sancho de Biota, (en realidad, Sanio de Biota) es el primer personaje con nombre propio que podemos relacionar con Layana. Se nombra en el documento núm. 426 del Archivo de la Corona de Aragón, entre los «pergaminos de Alfonso I». En dicho documento, Alfonso II confirma en Uncastillo a Sancho de Biota en la libre posesión de la torre de Layana.
Muy escueto es ese documento pero cabe deducir que en esa fecha había en Layana una torre y seguramente una iglesia, evidentemente no las actuales iglesia y castillo que pertenecen a una época posterior, como Abbad Ríos apuntaba en su obra sobre el románico aragonés. Pero de este tema se hablará después.
El personaje Sancho de Biota es nombrado con frecuencia en el cartulario de Santa María, bien como personaje activo en una donación, una compra, etc. o bien como testigo de otros actos. En todos estos documentos se dice cuál era el cargo que desempeñaba. Siguiendo la reconstrucción de datos que ofrece A. J. Martín Duque en su estudio sobre el Cartulario de Santa María de Uncastillo y reconociendo la cautela que es necesario observar por la dificultad de dataciones precisas, sabemos que en 1138-1141, era clérigo de Santa María y en 1155-58 abad de San Martín. Con seguridad es prior de Santa María entre los años 1181-1190 y antes, entre 1177-1182, años en los que Sancho de Orta desempeñó el cargo de mayordomo de Alfonso II. Se utiliza la doble fecha ya que la datación precisa no es posible; de esta manera se apunta un espacio de tiempo posible que es el señalado entre las dos fechas.
Si en 1186 se confirma la libre posesión de la torre de Layana puede deducirse que ya era de su propiedad con anterioridad. Cabe suponer que esa propiedad no se otorga o confirma a título individual sino como un bien de la iglesia de Santa María que Sancho de Biota recibiría en tanto que prior del cabildo.
Sabemos, pues, que la torre de Layana es propiedad del priorato de Santa María de Uncastillo. Al no disponer de más información por el momento solamente cabe hacer conjeturas de lo que podía ser Layana en aquel tiempo. Se dice textualmente «la torre de Layana». La pregunta inmediata es la siguiente: ¿se trata «la torre» de una entidad urbana más allá de un torreón defensivo, llamada Layana? ¿o simplemente todo lo que hay es ese torreón con una pequeña iglesia anexa para las necesidades espirituales de la guarnición al servicio de la torre? Me inclino por la primera hipótesis y lo fundamento en los siguientes argumentos. El siglo XII es el siglo de la consolidación de los núcleos urbanos de esa comarca. Tras la conquista de Tauste y Ejea por el Batallador, las Cinco Villas se convierten en una comarca de relativa estabilidad. Uncastillo es una entidad de población importante, que surge más por razones geopolíticas que económicas. Es una buena plaza defensiva en la frontera con Al-Andalus, primero y entre Navarra y Aragón, después. A la sombra de su castillo poderoso va a crecer la importante población que fue durante la Edad Media. Pero la riqueza agrícola no estaba en Uncastillo, sino en los llanos del río Riguel, más abajo, donde se encuentra Layana y en Valdebañales, feracísimo valle que ya explotaron los romanos siglos antes. Esta potencialidad económica necesitaba para su explotación adecuada de una población estable, si bien poco numerosa. La primera repoblación de Uncastillo debió de ser a base de montañeses poco habilidosos para las labores agrícolas de las que estaban ajenos en la montaña. Alguno de estos bajaría hacia Layana y allí se establecería y dadas las condiciones del fuero de Uncastillo que concedía libertad y libre posesión de la tierra debieron gozar de cierta independencia de éste. Como ocurrió en otros lugares reconquistados, no sería extraño que se mantuviera la población árabe que cultivaba huertas y regadíos con anterioridad, mientras los repobladores se dedicaban a la agricultura de secano, es decir, al trigo y la cebada.
Actualmente entre Uncastillo y Layana no hay ninguna otra población permanente aunque de forma dispersa se encuentren fincas o torres habitadas sólo temporalmente dadas los ventajosos medios de traslado que existen en la actualidad. Pero antiguamente estuvieron habitadas de forma estable. Desde luego, nunca tuvieron autonomía y dependerían institucionalmente de Uncastillo. En el Cartulario encontramos documentos en los que se cita «La Certera», «Bañals», seguramente Los Bañales, ambos muy cerca de Layana y otros. Sorprendentemente, Layana que debería ser más importante estos no se cita nunca, circunstancia a la que no encontramos fácil explicación. Aparecen Sádaba, Biota, Luesia, Biel, pero nunca Layana. Realmente, el cartulario de Santa María es una colección de documentos que hacen alusión a cambios, donaciones, ventas, etc. de bienes a esta Iglesia. Sádaba aparece una sola vez porque no hay más que una donación en ese tiempo. ¿Por qué hemos de esperar que también haya donaciones de personas de Layana? Bien pudiera ser que en todo ese tiempo no se diesen ninguna de las circunstancias para que figurase el nombre de Layana. Gran parte de los topónimos que aparecen pertenecen a partidas cercanas a Uncastillo.