EL CONCILIO DE JACA

Catedral de Jaca

Más importante fue la reforma eclesiástica que se inició al final del reinado de Ramiro I, tras el famoso Concilio de Jaca en el año 1063. Según testimonios de la época  se había llegado a un estado de corrupción tal que se hizo necesaria la reunión de obispos que estudiaran la situación y adoptaran las medidas necesarias para encauzarlo en una dirección saludable. Un papel relevante fue el adoptado por García, infante de Aragón, y más tarde obispo de Huesca-Jaca. Sabemos que la diócesis de Huesca era la diócesis de Aragón en época visigoda y que por la ocupación árabe fue suprimida. Ramiro I fundó las sedes, primero en Sasave y después en Jaca de forma provisional hasta que se liberara Huesca y pudiera taladarse definitivamente allí.

Dos son los principales resultados del concilio de Jaca: restablecer la diócesis de Huesca cuya sede provisional será Jaca y restaurar cánones. Los nuevos cánones no debieron ser otros que los establecidos por el Concilio de Roma de 1059 referidos a la vida canónica, al celibato de los clérigos, a la administración por los obispos de diezmos y primicias, etc. De este Concilio emanó reforzada la figura del obispo con plenos poderes adnistrativos y jurídicos, conforme a la impronta romana. No debió ser poco importante dada la situación caótica anterior, con predominio de monasterios sobre las iglesias y parroquias mezclados con otros poderes.

1 comentario en “EL CONCILIO DE JACA”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *