Al final de noviembre comenzábamos el segundo bloque del curso de filosofía al que, de manera no muy rigurosa, le dábamos el título de metafísica. Habíamos casi terminado Aristóteles cuando llegaron las vacaciones de Navidad. Nos toca terminar con Aristóteles para después adentrarnos en el mundo moderno. Y pensando en la mejor manera de continuar he considerado que sería muy útil introducir antes de Descartes los temas de gnoseología o teoría del conocimiento porque si no lo hacemos nos resultarían ininteligibles las teorías metafísicas de Hegel o de Schopenhauer, autor este último que me parece muy interesante para este curso. Dicho de otra manera, el mundo contemporáneo resulta completamente opaco sin conocer y entender el papel de Kant en la historia del pensamiento. Pero Kant no es un autor metafísico, es en realidad antimetafísco y precisamente su teoría crítica está en la base de la negación del valor científico de esta parte de la filosofía.
Así pues, rectificando ligeramente el plan que trazamos a principio de curso, propongo el programa que figura a continuación en el que de forma ordenada aparecerán los temas de metafísica y teoría del conocimiento. Como en las secciones anteriores se irán colgando textos esenciales de cada uno de los autores mencionados.
Programa
Teoría del conocimiento: Platón y Aristóteles, dos caminos esenciales. (Una sesión)
La solución kantiana a los problemas del conocimiento. (Una sesión)
La metafísica hegeliana y sus sucesores. (Una sesión)
La metafísica de la voluntad en Schopenhauer. (Una sesión)
El tema de la existencia de Dios. (Una sesión)
Este programa se prolongará hasta casi el comienzo de la primavera. Quedarán unas diez sesiones que repartiremos a partes iguales entre las teorías ética y política.
Trataré de llevar a clase unos textos de la materia que nos ocupa de los que dejo aquí una copia por si alguien quiere echar un vistazo antes o bajarlos más tarde. Textos de Metafísica
Al final de la segunda clase dedicada a la metafísica platónica leímos, algo deprisa porque nos apremiaba la hora de terminar, un fragmento de J. L. Borges perteneciente a Otras Inquisiciones (1952), en el que, con su característico estilo, hacía suya la tesis de Coleridge según la cual todos nacemos platónicos o aristotélicos. Venía a decir que Platón y Aristóteles abrieron dos caminos, quizás complementarios pero incompatibles desde el punto de vista de cada uno de ellos, en los que podíamos encontrar a todos los filósofos de la historia. En el texto, Borges citaba filósofos importantes de todos los tiempos ubicándolos en uno de estos dos caminos. Pero iba aún mucho más allá. No ya sólo las personas en su dimensión individual pueden catalogarse como platónicas o aristotélicas, sino las mismas tradiciones nacionales y culturales. Así, venía a decir que la cultura inglesa fue siempre aristotélica y, consecuentemente, incapaz de entender los paradigmas platónicos.
Realmente, el fragmento de Borges que analizamos quedaba fuera del contexto propio del ensayo borgiano porque el objetivo que se buscaba en la clase no era otro que conocer la importancia del platonismo y el aristotelismo en la historia explicado por un gran autor. Sin embargo, el conjunto de todas esas aseveraciones pretendían ser el argumento para demostrar cómo generaciones de críticos literarios británicos fueron incapaces de entender un poema de fundamento platónico, la Oda a un ruiseñor, de Keats, y siempre erraron en su interpretación. En él se opone la fugacidad de la vida individual del poeta con la inmortalidad del canto del ruiseñor que él mismo escuchó en una noche maravillosa, que escuchó Shakespeare, que escuchó Ruth la moabita. El ruiseñor inmortal, el ruiseñor arquetipo, el ruiseñor platónico.
Pero tú no naciste para la muerte, ¡oh, pájaro inmortal!No habrá gentes hambrientas que te humillen;la voz que oigo esta noche pasajera, fue oídapor el emperador, antaño, y por el rústico;tal vez el mismo canto llegó al corazón tristede Ruth, cuando, sintiendo nostalgia de su tierra,por las extrañas mieses se detuvo, llorando;el mismo que hechizara a menudo los mágicosventanales, abiertos sobre espumas de maresazarosos, en tierras de hadas y de olvido.
El análisis de Borges se basa en una interpretación que se justifica en la visión del mundo de uno de los más grandes platónicos, A. Schopenhauer. En la clase se me pidió que pusiera el texto de Borges en el blog y ahora, al revisarlo, he pensado que puede ser muy enriquecedor leer el texto completo y la cita del autor de el Mundo como voluntad y representación. Para la mejor comprensión añado la oda de Keats y un poema de Borges que dedica a al inglés. La lectura detenida y atenta de esta selección puede ser el final perfecto a las clases de platonismo.
Quizás el concepto de metafísica no sea el más adecuado para designar los contenidos de este segundo bloque temático, aunque van a ser muchos de ellos característicos de lo que tradicionalmente ha sido objeto de esta especialidad filosófica. Ya el origen de la palabra es poco aclarador. Metafísica alude a un orden espacial; al lugar que ocuparon los libros de Aristóteles que él mismo denominó Filosofía Primera en la edición que hicieron los continuadores del Liceo. Metá ta phisiká, los libros que están colocados después de los de física. De aquí, la palabra metafísica pasó a designar aquel saber que está más allá de la física. Pero incluso con esta aparente univocidad, el concepto de metafísica derivó a muchas y diversas interpretaciones a lo largo de la historia, sobre todo medieval. En Aristóteles, la filosofía primera, a la que posteriormente se denominó metafísica, se ocupaba del estudio del ser en tanto que ser y de las primeras causas. Era un saber radical y primario que se refería al ser en general ya que el saber de algún ser en particular constituiría una filosofía segunda.
Nosotros vamos a incluir en la clases de metafísica contenidos de un saber general en el sentido de que abarcaría cuanto existe y fundamentalmente conceptuales. Es decir, la metafísica en tanto que nos proporciona un sistema de conceptos con los que se nos hace comprensible el mundo. En este sentido, aunque nos podamos auxiliar en muchos momentos de las ciencias, sobre todo de la física y especialmente de una parte importante de ella cercana a la filosofía como es la cosmología, nos va a interesar cómo se ha ido formando en occidente un sistema de conceptos, problemas y marcos de soluciones a partir de los momentos iniciales del pensamiento científico y filosófico hasta nuestros días. Por supuesto que en muchos momentos importantes de la filosofía se quiso hacer de la metafísica un saber vecino al saber científico, como en Descartes, Hegel, etc. sin embargo nosotros haremos hincapié más en los problemas que acarrea un pretendido saber de esas características. Hume, Kant y otros no han pasado en balde por la historia del pensamiento y su reflexión crítica acerca de la pretensión de la metafísica como ciencia hay que tenerla en cuenta.
Vamos a dedicar a este bloque cinco sesiones. Comenzaremos por una visión de las grandes ideas cosmológicas desde Pitágoras hasta Newton, con autores especialmente relevantes como Aristóteles, los sabios alejandrinos, Copérnico, Kepler y Newton. Daremos un repaso a la concepción metafísica de los creadores de las dos grandes líneas de pensamiento en occidente: Platón y Aristóteles. Continuaremos con la metafísica de Descartes y la crítica kantiana. Terminaremos con una visión de la metafísica en el mundo contemporáneo.
Al final de esta entrada o de las que se vayan incorporando dispondremos de los enlaces para obtener materiales de trabajo.
Llegamos a las últimas clases de antropología. Solamente nos ha dado tiempo a través de las últimas sesiones para percatarnos del enorme e inabarcable horizonte de las ciencias antropológicas apuntando problemas, propuestas, soluciones, etc. Para finalizar vamos a presentar el tema de la motivación a partir de la famosa pirámide de Maslow, de la frustración, la agresividad y la violencia y, finalmente, de la muerte. Escucharemos a K. Lorenz, autor de uno de los primeros ensayos sobre la agresividad y a Jesús Mosterín en los temas de la muerte.
El misterio de la muerte, si es que se puede hablar así, ha estado presente desde la aurora de la humanidad. Casi podríamos decir que el primer signo de humanización podría ser fácilmente el respeto a la muerte, el respeto a los muertos. Biológicamente somos seres para la muerte, nacemos para morir. Es el mensaje más inequívoco que todos tenemos grabado en nuestra naturaleza.
Las células tienen un número limitado de divisiones, máximo cuando es un embrión , mínimo cuanto más viejo es el animal. También dependen de la especie a la que pertenezca el animal. Las células transformadas o cancerosas no tienen límites, se dividen indefinidamente. Pero las células normales tienen un límite de divisiones. Por eso, aunque todas las enfermedades fueran curables nos moriríamos ya que llegaría el momento que nuestras células dejarían de dividirse.
En la naturaleza es raro que un animal llegue a viejo ya que sucumben ante los peligros que acechan sus vidas. Los mamíferos dejamos de crecer en la adolescencia y a partir de allí vamos envejeciendo. La selección natural “se ha preocupado” mucho de fortalecer a los individuos en la etapa prereproductiva o reproductiva, pero una vez cumplida esta misión se ha olvidado de hacer lo mismo en la etapa postreproductiva. Solamente en los casos en los que la crianza es larga y es necesaria la experiencia, se ha reforzado la longevidad. Así los elefantes hembra de más de cincuenta años que ya no pueden reproducir son conservados porque su experiencia es necesaria en el grupo. La mayoría de los animales perecen poco después de haber transmitido sus genes, pero en las especies de gran inteligencia los individuos tienen una vida postreproductiva prolongada. Es el caso de los elefantes, las ballenas, los chimpancés, los gorilas y los humanos.
Todos los animales morimos antes de que las células hayan llegado a su límite de divisiones. La muerte llega cuando alguno de nuestros sistemas vitales falla, con lo que el equilibrio del organismo se viene abajo. Así la muerte de un gran número de células en el cerebro produce la muerte cerebral o cuando el corazón y los pulmones dejan de funcionar se considera muerto un mamífero aunque la mayoría de las células sigan viviendo. Cuando la circulación sanguínea cesa, todo el sistema se desorganiza rápidamente y todas las células del cuerpo van muriendo.
La muerte no es pues, algo misterioso que nos sorprende una vez en la vida, sino que nuestros organismos no son más que sistemas en los que la muerte y la vida están en continuo intercambio desde el momento mismo de la concepción.
Todos los animales poseen una individualidad. El humano además de su individualidad pose dos niveles de integración: reconoce en una unidad biográfica su pasado, presente y futuro y es consciente de un proyecto de vida que él mismo planifica. Ya Cicerón contrasta la muerte violenta de los jóvenes con la extinción natural de la vida de los mayores. “¿Qué puede haber más natural que los viejos mueran?”
Los humanos son los únicos animales que saben que van a morir. Hay animales que tienen conciencia de la muerte por ejemplo, los elefantes. Es difícil imaginar la propia muerte pero el conocimiento de la muerte propia añade urgencia y seriedad a la vida. “Cada evento o episodio de nuestra vida se convierte en un instante irrepetible, único y casi sagrado. Por otra parte señala la futilidad de cuanto pretendemos y anhelamos”. (Jesús Mosterín. La naturaleza humana. Gran Austral)
Pero aun conociendo todo esto no deja de inquietarnos saber que hemos de morir. ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué tantos cuidados y esfuerzos si el tiempo que se nos presta es tan limitado? Podríamos multiplicar las preguntas que todos los seres humanos se han hecho a lo largo de tantos siglos.
En el documento adjunto podemos encontrar opiniones, valoraciones, etc. de autores relevantes que nos pueden dar ocasión o inspiración cuando hablemos de este tema. Texto sobre la muerte
En la última clase hablamos de las grandes limitaciones del concepto de inteligencia a pesar del uso abusivo que de él se ha ido haciendo a lo largo del siglo XX con la utilización masiva de los denominados test de inteligencia. En este afán crítico encontramos el libro de H. M. Enzensberger, premio Príncipe de Asturias de hace unos años, «En el laberinto ce la inteligencia» en el que de una forma, a veces irónica, pero siempre rigurosa saca a la luz las contradicciones, lagunas y espejismos del concepto de inteligencia y de su uso por los psicólogos.
A propósito de estos temas, Rogelio, alumno de este curso, contribuye con un comentario que me ha parecido interesante y valioso como para ubicarlo aquí como un artículo nuevo. Así pues, lo que viene a continuación son sus palabras:
En la clase del otro día se expuso con razón las limitaciones del concepto de INTELIGENCIA. ¿Deberíamos abandonar en Psicología el concepto de INTELIGENCIA? Existe una fuerte tendencia en Psicología a abandonar el concepto de Inteligencia, debido a lo corto de su recorrido y por haber agotado todo su potencial sin haber realizado grandes aportaciones al avance psicológico y haber llevado a la Psicología Cognitiva a un callejón sin salida, a pesar de loables intentos como el de “Inteligencia Emocional” o “Inteligencia Creativa”. Y el concepto que empieza a suplantarle con fuerza y éxito es el de Talento, entendido como la capacidad para establecer objetivos idóneos y como rendimiento en la consecución de dichos objetivos. Podemos descomponer el Talento en tres partes: 1.- Conocimiento: información ordenada disponible para su uso y utilización, adquirida a través de la educación, la formación y la experiencia. 2.- Competencia: capacidades y habilidades, devenidas en comportamientos, que generan un desempeño exitoso en el establecimiento de objetivos y en su consecución. 3.- Motivación: estado emocional que genera energía interna para el establecimiento de objetivos adecuados y su consecución, conseguido a través del logro de resultados, la pertenencia a grupos y la administración del poder (McClelland). Los tres componentes de la ecuación del Talento tienen una doble vertiente: • Genética como capacidad máxima alcanzable y • Cultural como desarrollo y potenciación de la capacidad genética. Hay que hablar de dos tipos de Talentos, en función del número de sujetos: • Individual, referido a un solo individuo. • Colectivo, referido a una organización, grupo o sociedad. Finalmente, comentar que la forma de medir el Talento no es a través de test ni herramientas similares, sino a través de: 1. La observación de la conducta, entendiendo como conducta aquello que una persona hace (hechos) y dice (lenguaje verbal y no verbal), NO aquello que una persona desea hacer o decir o que piensa que debería hacer o decir. 2. Los resultados obtenidos.