Quizás el concepto de metafísica no sea el más adecuado para designar los contenidos de este segundo bloque temático, aunque van a ser muchos de ellos característicos de lo que tradicionalmente ha sido objeto de esta especialidad filosófica. Ya el origen de la palabra es poco aclarador. Metafísica alude a un orden espacial; al lugar que ocuparon los libros de Aristóteles que él mismo denominó Filosofía Primera en la edición que hicieron los continuadores del Liceo. Metá ta phisiká, los libros que están colocados después de los de física. De aquí, la palabra metafísica pasó a designar aquel saber que está más allá de la física. Pero incluso con esta aparente univocidad, el concepto de metafísica derivó a muchas y diversas interpretaciones a lo largo de la historia, sobre todo medieval. En Aristóteles, la filosofía primera, a la que posteriormente se denominó metafísica, se ocupaba del estudio del ser en tanto que ser y de las primeras causas. Era un saber radical y primario que se refería al ser en general ya que el saber de algún ser en particular constituiría una filosofía segunda.
Nosotros vamos a incluir en la clases de metafísica contenidos de un saber general en el sentido de que abarcaría cuanto existe y fundamentalmente conceptuales. Es decir, la metafísica en tanto que nos proporciona un sistema de conceptos con los que se nos hace comprensible el mundo. En este sentido, aunque nos podamos auxiliar en muchos momentos de las ciencias, sobre todo de la física y especialmente de una parte importante de ella cercana a la filosofía como es la cosmología, nos va a interesar cómo se ha ido formando en occidente un sistema de conceptos, problemas y marcos de soluciones a partir de los momentos iniciales del pensamiento científico y filosófico hasta nuestros días. Por supuesto que en muchos momentos importantes de la filosofía se quiso hacer de la metafísica un saber vecino al saber científico, como en Descartes, Hegel, etc. sin embargo nosotros haremos hincapié más en los problemas que acarrea un pretendido saber de esas características. Hume, Kant y otros no han pasado en balde por la historia del pensamiento y su reflexión crítica acerca de la pretensión de la metafísica como ciencia hay que tenerla en cuenta.
Vamos a dedicar a este bloque cinco sesiones. Comenzaremos por una visión de las grandes ideas cosmológicas desde Pitágoras hasta Newton, con autores especialmente relevantes como Aristóteles, los sabios alejandrinos, Copérnico, Kepler y Newton. Daremos un repaso a la concepción metafísica de los creadores de las dos grandes líneas de pensamiento en occidente: Platón y Aristóteles. Continuaremos con la metafísica de Descartes y la crítica kantiana. Terminaremos con una visión de la metafísica en el mundo contemporáneo.
Al final de esta entrada o de las que se vayan incorporando dispondremos de los enlaces para obtener materiales de trabajo.
Mito de la caverna Mito del carro alado
EL VACIO NO ESTÁ TAN VACIO
Si, siguiendo a Demócrito, consideramos a la materia como SER, a la anti-materia la tendremos que considerar como ANTI-SER. (Nota: la anti-materia es un concepto real de la física cuántica)
Contrariamente a Demócrito, el NO SER no puede ser el vacío, pues en el Universo que conocemos se da la circunstancia de que entre SER y SER hay otros tipos de SERES (energía, fuerzas, materia oscura, etc), además de ocupar un espacio y regirse por el tiempo. El tiempo vendría a significar el DEVENIR de Demócrito, que ahora si que acierta con el materialismo y mecanicismo, aunque ahora devenido en mecanicismo cuántico.
La existencia del tiempo (asociado al DEVENIR) y del espacio (asociado al SER) en el Universo impide, por definición, la existencia del NO SER en dicho Universo, puesto que el espacio y el tiempo son conceptos creados por la propia materia, es decir por el SER, en concreto por el SER y su DEVENIR.
Solo puede considerarse vacío como tal a la ausencia total de espacio y tiempo, es decir a lo existente, o no existente, fuera o antes del Universo. Pero encontramos la posibilidad de que en este “fuera o antes” del Universo nos encontremos con un vacio que no es tal, sino que esté conformado por materia y anti-materia, es decir por SER y ANTI-SER, en este caso sin DEVENIR o por un DEVENIR cíclico, pues no hay tiempo.
De tal forma que fuera del espacio y antes del tiempo se cumple la ecuación “(A) + (-A) = 0”, donde A es la materia y –A es la anti-materia.
Y en el conjunto total de lo existente con lo anti-existente y con lo no-existente se da la ecuación (∞) + (-∞) = 0.
Parménides estaba equivocado: el SER (y el ANTI-SER) surgen del vacio y pueden volver al vacio. Cuestión ya intuida por Heráclito.
Siempre se agradecen tus colaboraciones y voy a hacer un comentario a tu comentario. En la clase pasada hablamos de los marcos conceptuales y decíamos que muchas veces los sistemas metafísicos no son más que marcos conceptuales, sistemas de conceptos a través de los cuales se nos hace comprensible el mundo. Parménides y Demócrito crearon sus propios sistemas y si queremos entender lo que quisieron decir no tenemos más remedio que hacer el esfuerzo de empezar por comprender los sistemas conceptuales que ellos crearon. Si no actuamos así, su visión del mundo se convierte en algo completamente opaco. Digo todo esto con el fin de mostrar que si obligamos a los conceptos de ser, vacío, etc. de Parménides y Demócrito a tener significado en el marco conceptual de la física cuántica, se nos escapa por completo el significado, tanto en los presocráticos, como en la física cuántica. Por otra parte, el concepto de vacío de Demócrito es muy elemental y de sentido común; para que algo exista es necesario que esté en un lugar y a su vez, este lugar debe estar vacío puesto que de no ser así no podría ser ocupado por aquel. Por eso, el vacío, lo que está sin ocupar por nada tiene que ser el no-ser. Así de simple. El concepto de vacío, por otra parte, va a dar mucho la lata a lo largo de la historia de la filosofía y la física, y así nos encontraremos con Descartes o Newton, por citar a dos notables, intentando dar una solución a los problemas que arrastra el concepto de espacio vacío. Kant será el primer filósofo que de una solución plausible al problema de los espacios vacíos.
EL VACIO NO ESTÁ TAN VACIO
Si, siguiendo a Demócrito, consideramos a la materia como SER, a la anti-materia la tendremos que considerar como ANTI-SER. (Nota: la anti-materia es un concepto real de la física cuántica)
Contrariamente a Demócrito, el NO SER no puede ser el vacío, pues en el Universo que conocemos se da la circunstancia de que entre SER y SER hay otros tipos de SERES (energía, fuerzas, materia oscura, etc), además de ocupar un espacio y regirse por el tiempo. El tiempo vendría a significar el DEVENIR de Demócrito, que ahora si que acierta con el materialismo y mecanicismo, aunque ahora devenido en mecanicismo cuántico.
La existencia del tiempo (asociado al DEVENIR) y del espacio (asociado al SER) en el Universo impide, por definición, la existencia del NO SER en dicho Universo, puesto que el espacio y el tiempo son conceptos creados por la propia materia, es decir por el SER, en concreto por el SER y su DEVENIR.
Solo puede considerarse vacío como tal a la ausencia total de espacio y tiempo, es decir a lo existente, o no existente, fuera o antes del Universo. Pero encontramos la posibilidad de que en este “fuera o antes” del Universo nos encontremos con un vacio que no es tal, sino que esté conformado por materia y anti-materia, es decir por SER y ANTI-SER, en este caso sin DEVENIR o por un DEVENIR cíclico, pues no hay tiempo.
De tal forma que fuera del espacio y antes del tiempo se cumple la ecuación “(A) + (-A) = 0”, donde A es la materia y –A es la anti-materia.
Y en el conjunto total de lo existente con lo anti-existente y con lo no-existente se da la ecuación (∞) + (-∞) = 0.
Parménides estaba equivocado: el SER (y el ANTI-SER) surgen del vacio y pueden volver al vacio. Cuestión ya intuida por Heráclito.
Una simple apreciación:
En mi opinión, la expresión “lugar vacío” es una contradicción, pues el concepto «lugar» implica la existencia de un espacio y por tanto ocupado por materia de la clase que sea (p.e. gravitones), que se ve desplazada o alterada cuando otro tipo de materia irrumpe en el mismo lugar al mismo tiempo.
Solo tiene sentido hablar de “ocupar el (no lugar) vacío” cuando se habla del Universo en su conjunto. El concepto «vacío» implica ausencia total de materia, o mejor dicho implica la «unión de materia+antimateria» y, por tanto, ausencia total de espacio y de tiempo.
Una simple apreciación:
En mi opinión, la expresión “lugar vacío” es una contradicción, pues el concepto «lugar» implica la existencia de un espacio y por tanto ocupado por materia de la clase que sea (p.e. gravitones), que se ve desplazada o alterada cuando otro tipo de materia irrumpe en el mismo lugar al mismo tiempo.
Solo tiene sentido hablar de “ocupar el (no lugar) vacío” cuando se habla del Universo en su conjunto. El concepto «vacío» implica ausencia total de materia, o mejor dicho implica la «unión de materia+antimateria» y, por tanto, ausencia total de espacio y de tiempo.
¿Existe el mundo de las Ideas? ¿Existen, como tales, las entidades matemáticas o los conceptos abstractos cómo los valores o las virtudes?
Respuesta: Las Ideas no existen como entidades independientes, son constructos o artefactos del pensamiento humano, que las utiliza para alcanzar metas y fines complejos.
Voy a intentar mostrarlo con el propio mito de la caverna:
Platón, en su ansia de probar la existencia de una superioridad absoluta por encima del Hombre, se esfuerza en hacernos creer la existencia del mundo de las Ideas, como si ese mundo no fuera uno de los mundos que crea el propio hombre, por ser competente para ello.
Para adaptar el mito de la caverna a una verdad más precisa, habría que hacer algún que otro cambio significativo, a saber:
• Lo que verían los esclavos no serían reflejos alterados de las Ideas, sino todo lo contrario, serían ideas reflejo de la realidad. Las personas que pasan por delante del tabiquillo representarían al poder establecido o a los poderes fácticos, y los objetos que pasan por encima del tabiquillo no serían las Ideas sino las realidades que las manejan a su albedrío y conveniencia, y lo que verían los esclavos serían realidades interpretadas de forma ideal por la manipulación de las personas. Por tanto los esclavos se forjan ideas erróneas de las realidades porque no disponen de toda la información, ya que solo les llegan sombras alteradas por la luz del fuego.
• Si algún esclavo se libera de las cadenas y ataduras que le limitan y observa la realidad de forma más directa y cercana se le producirá una situación dolorosa en un doble sentido: 1) perderá inocencia e ingenuidad con la que se encontraba tan complacido y 2) al comunicarlo a sus compañeros, estos no le creerán, le trataran como loco y lo despreciaran, sintiéndose apátrida y sin afiliación.
• Las personas pertenecientes al poder establecido, que manejan la realidad para que se refleje lo que les interesa también están atadas y amordazadas de forma que ven los mismo que los esclavos y tampoco pueden ver el fuego, solo cuando se liberan pueden conocerlo, sufriendo las mismas penalidades, incluso agravadas, que los esclavos cuando se liberan.
Independientemente de que seas un hombre esclavo o una persona poderosa, en todos los casos se cumple la siguiente conclusión: si te adaptas al sistema cultural dominante de ideas serás feliz pero no serás libre, pues tus ideas no serán las tuyas, serán las que el poder establecido te haya transmitido. Si por el contrario te liberas de dicho sistema de ideas y te creas tu propio sistema serás libre pero, a cambio, perderás importantes grados de felicidad.
Nota: es imposible que tus propias ideas coincidan con el sistema cultural dominante de ideas, porque este sistema está siempre más o menos alterado por los intereses del poder y las circunstancias de donde surgen son cambiantes.
Hay que elegir entre felicidad y libertad. La diferencia entre un hombre feliz y un hombre libre es la siguiente:
El hombre feliz adquiere, sin más, el resultado de las ideas que le transfiere el poder establecido a través de las agencias de endoculturación construidas al uso: familia, escuela, iglesia, partido, sindicatos, medios de comunicación, etc. En la caverna de Platón estaríamos hablando de un resultado, el de las sombras proyectadas.
El hombre libre no adquiere el resultado de las ideas sino el proceso completo de elaboración de las mismas; en el análisis del proceso se puede apreciar claramente errores o obsolescencias que, corregidos, dan como resultado otra idea diferente, surge el conflicto entre la nueva idea y el sistema de ideas dominante. En la caverna de Platón estaríamos hablando de un proceso, el que se origina en el fuego y concluye en la sombra proyectada.