“Layana todavía conserva su primitivo templo dedicado a Santo Tomás de Canterbury. Se trata de una deliciosa fábrica románica del siglo XII, construida en piedra sillar, en las que perduran algunas marcas de cantería”, escribe Carmen Rábanos Faci en “Patrimonio artístico …” (IFC, 1998). Abbad Ríos, (Zaragoza, 1954) sin embargo apunta que “Las iglesias de El Bayo, Cambrón, Layana, Puilampa y Castiliscar, permiten pensar que ya podrían pertenecer al siglo XIII, ya algo entrado… Supone que las tres primeras iglesias pertenecen a un mismo momento, la transición del románico al gótico. Tienen elementos del arte cisterciense y cierta tosquedad en su solución permite colegir que estas iglesias constituyeron un ensayo para obras posteriores de mayor envergadura
La planta es rectangular y el ábside semicircular iluminado por tres saeteras. Rábanos Faci en delirante descripción (op. cit.) asegura que hubo de rasgarse la tercera saetera para que sirviera de acceso a la sacristía que se construyó adosada en el siglo XVI. Tal descripción no se atiene a la realidad ya que las tres se conservan en perfecto estado. La planta se divide en cinco tramos separados por arcos fajones y se cubre con bóveda de cañón apuntada. Admiramos la desproporcionada anchura de la nave y consiguientemente de la bóveda que debió de plantear no pocos problemas constructivos a sus arquitectos. Los contrafuertes, sin embargo, son más ligeros de lo esperado, detalle que contribuye más a la admiración del conjunto dado el contraste entre solución tan acertada técnicamente y la tosquedad de su construcción.
Los arcos fajones descansan en columnas adosadas a los muros cuyos capiteles se decoran con formas geométricas y vegetales muy simples. Parte del muro este, junto al que en tiempos recientes se ha construido un discutible confesionario, ha aprovechado la roca en la que la iglesia se cimenta, roca que también sirve de cimiento a la torre.
En la ampliación del XVI, se añadió una sacristía de planta cuadrada adosada al ábside, cubierta por bóveda de crucería y se construyó un coro a los pies de la iglesia apoyado en un atrevido arco carpanel. Suponemos que también en esa época se construyó adosado a la espadaña un campanario al que se subía para el bandeo de campanas o toques especiales y más tarde, sobre el campanario el habitáculo del reloj. Todos estos añadidos fueron eliminados en la restauración de los años sesenta-setenta, en el siglo XX.
La portada románica es reseñable por su sencillez y austera belleza. Se trata de un tímpano semicircular sostenido por dos capiteles decorados con esquemáticos motivos vegetales. Vale la pena prestar atención a Abbad Ríos quien en la descripción del tímpano dice “que se pasa de los pórticos historiados del románico (Sos, Uncastillo) a los sencillos tímpanos con motivos vegetales de iglesias muy avanzadas arquitectónicamente como Castiliscar, Puilampa, El Bayo y Cambrón”. En Layana se representa el sol y la luna que flanquean el Crismón. Sobre el Crismón, una mano en actitud de bendecir nos habla de la dependencia de esta Iglesia del hospital de Somu Portu. De nuevo Abbad Ríos (obra citada): “La historia de estos edificios es distinta de la de las iglesias anteriores que pertenecen a San Juan de la Peña. Entre éstas, la de Cambrón es un monasterio que se funda para las monjas de Santa Cristina de Sumo Portu, porque como dice Briz Martínez, el de Canfranc era muy frío. La iglesia de Layana es también propiedad de Santa Cristina; la de Castiliscar es de los Templarios; la de Puilampa es un monasterio cuyo terreno fué donado por Ramón Berenguer a un tal Wilelmo del Monte en 1151 ; El Bayo lo instituyó Ramón Berenguer en 1146, para que fuera monasterio cisterciense…” En la iglesia de Puilampa, cerca de Layana, aparece una inscripción en el tímpano de características similares al de las iglesia nombradas que dice “Bernardus me fecit”. Cabe suponer que este artista pudo ser también el autor del tímpano y el resto de escultura de la iglesia de Layana.
A la atención de posibles lectores de la obra citada de C. Rábanos Faci, “Patrimonio artístico…”, entresacamos de las numerosas y extrañas noticias dudosas y/o falsas que allí se dan, la de que en 1968 se recrecieron los muros de la iglesia “modificando su precisa volumetría que todavía conserva…” ¿De qué recrecimiento habla? ¿quién lo hizo? ¿llamará recrecimiento a la consolidación de los cimientos que se hizo ante la amenaza de ruina? Sigue: “Ya en el interior, la transformación volumétrica supuso un cierto cambio en su definición espacial, cuya organicidad, sin embargo, se ha mantenido intacta”. Sin palabras.
El retablo principal está dedicado al patrón de la iglesia y parroquia Santo Tomás de Canterbury o Cantorbery, a quien dedicamos capítulo aparte en esta página web, con un escultura de buen tamaño colocada en el centro del mismo. Debajo de la imagen está el sagrario y encima un conjunto que representa el calvario. Las calles están separadas por columnas compuestas doradas, como toda la armazón del retablo que consta de tres pisos. En el banco, dos imágenes de la pasión, en el cuerpo cuatro tablas con escenas de la vida del santo titular y rematando el retablo, dos imágenes de santas, Santa Bárbara y Santa Orosia, patrona de Jaca y de la diócesis esta última, todas ellas pintadas al óleo. El retablo se construyó a principios del siglo XVII aunque algunas de sus tablas pudieran ser anteriores.
Además del retablo pricipal se erigieron dos capillas laterales junto al presbiterio, la de Santa Ana y la del Santo Rosario. Ambas poseen una decoración idéntica y sólo cambian las figuras, de escaso interés, salvo la de Santa Ana con la Virgen y el niño, probablemente del siglo XVI. El altar y retablo de Santa Ana actual es el original, dato que podemos afirmar con seguridad puesto que conocemos el contrato firmado por el propietario de la capilla, un notario de Zaragoza (?) y el artista pintor Martín García en 1512. En este documento se describe cómo debe ser la imagen de Santa Ana, descripción que se corresponde con la existente en la actualidad. También se dice que debe tallar un calvario con la Virgen y San Juan. ¿Serán estos últimos los que figuran en el remate del retablo principal?
Para terminar reseñamos la existencia de dos cuadros de escaso valor, uno dedicado a San Antonio de Padua y otro a San José, la pila bautismal renacentista, algún objeto litúrgico y un aguamanil precioso, labrado en piedra y adosado a la pared, que está en la sacristía.
SorprendenteMuy bueno Website, Felicidades.
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